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Bajaba de Monte do Gozo con una rodilla bastante afectada de la etapa anterior, pero al llegar y estar frente a la fachada del obradoiro, el dolor desapareció de pronto. La alegría junto con la satisfacción de haber logrado culminar un sueño que llevaba ya muchos años fraguando, se unieron en ese kilometro cero, y aliviaron mis problemas. El aire te llena los pulmones de un optimismo y una alegria de vivir que se me hace indescriptible.
Son tantos los sentimientos y pensamientos de ese momento....